Verde. El color de la esperanza, de la vida, de la naturaleza. Incluso cuando se mezcla con los primeros marrones del otoño, volviendo aún si cabe el paraíso más bonito, más espectacular. Saborear esta belleza sin prisas es posible. La respuesta es la Senda del Oso. Súbete a la bicicleta y pedalea por el Parque Natural de las Ubiñas. ¡Planazo para un día libre en Asturias!
La Senda del Oso es la antigua vía del ferrocarril minero que circulaba entre Teverga y Quirós. Atraviesa 3 desfiladeros, 7 puentes y más de 30 túneles que discurren entre paisajes en los que Asturias luce toda su guapura. El sendero transcurre por cuatro concejos: Quirós, Santo Adriano, Proaza y Teverga, que componen la denominada comarca los Valles del Oso. Además, el recorrido permite disfrutar del Parque Natural de las Ubiñas, un espacio magníficamente conservado y en el que la naturaleza, como no puede ser de otra manera, brilla con luz propia. Un tercio de su espacio lo ocupan bosques frondosos dominados por los hayedos, aunque también hay espacio para robles, abedules o castaños. Se trata de uno de los parques naturales con mayor riqueza biológica del norte peninsular, hecho por el que fue catalogado como Reserva de la Biosfera.
La Senda del Oso puede hacerse a pie o a bicicleta, y cuenta con varios tramos. El camino empieza en Tuñón, y en el primer tramo llega hasta Proaza (6 kilómetros). Es en esta parte del camino donde nos encontramos con el cercado de las osas Paca, Tola y Molinera, que pasan el día de un lado a otro en el monte. Ellas son las protagonistas de esta vía verde y las causantes de que los niños vayan a disfrutar de lo lindo y no tengan queja. Lo más probable es que veas a las osas sin dificultad echando una siesta o dando un paseo, pero si quieres asegurarlo vete a las horas de la comida (12.30 y 17.30). Si vas con niños pequeños este primer tramo es la mejor opción para hacer con ellos.
Nada más pasar el cercado de las osas ya está Proaza y un poco más allá (a unos 10 kilómetros desde la salida en Tuñón) encontramos una bifurcación. Uno de los caminos lleva hasta Entrago (a otros 10 kilómetros), y el otro camino llega hasta Santa Marina (a 16 kilómetros de este cruce). El maridin y yo elegimos esta segundo recorrido porque en esta parte del paseo está el embalse de Valdemurio que tenía muchas ganas de conocer. No nos equivocamos. La verdad que hacía un día de sol estupendo y la imagen del embalse es espectacular. Junto al embalse (a 20 kilómetros de Tuñón) hay un área recreativa donde puedes aprovechar para tomar algo y comer. Lo cierto es que el embalse es uno de los puntos más bonitos de toda la Senda del Oso. Puedes practicar kayak si te apetece, y además puedes rodearlo a bici o a pie gracias a un bonito puente de madera por el que se puede cruzar. La estampa es idílica.
Después de la parada para comer el maridin y yo continuamos el camino. Su intención era llegar hasta Santa Marina, pero yo que todo el deporte que hago es el de estirarme para coger el mando de la televisión me rendí antes de llegar. El camino parece llano, pero no lo es del todo, y después de 20 kilómetros pedaleando empiezas a notar el cansancio. Consejo: cuando notes el cansancio tira un poco más, no guardes fuerzas para la vuelta como hice yo porque no va a merecer la pena. Apenas vas a tener que pedalear unos minutos en los kilómetros de vuelta. La pendiente que apenas notabas a la ida, se va a hacer notar a la vuelta. La bici va prácticamente sola y tú solo tienes que disfrutar del paisaje y de la brisa en la cara. ¡Genial!
Las vistas en toda la Senda del Oso son una maravilla. ¡Qué suerte tenemos los asturianos de poder disfrutar de algo así a tan solo unos minutos de casa!
Ah! Mi recomendación es que hagas el camino en bici (también lo puedes hacer a pie, pero encima de la bicicleta es más divertido). Si quieres alquilarlas a la entrada de la senda en Tuñón los chicos del Centro BTT Valles del Oso van a explicarte todo lo que necesites. ¡De 10! No te lo pienses.