Un mar azul turquesa que se funde con el verde de los acantilados. Y así, es imposible no enamorarse del litoral asturiano. Hoy descubrimos el antiguo trazado de la vía de ‘El Carreño’, que hacía la ruta costera de Aboño a Candás. El tren que recorría este tramo era conocido como ‘el ferrocarril prodigio de los paisajes asturianos’. Y no es para menos. ¿Quieres descubrirlo?
Nuestro recorrido no podía empezar en un lugar mejor: el paseo marítimo de Candás. Y desde aquí, con la vista puesta en la playa de este pequeño pueblo marinero, seguimos el camino hasta llegar a la ciudad residencial de Perlora.
Avanzamos siempre paralelos a la costa, y dejamos atrás la playa de Huelgues. Es el momento de alcanzar un peqeño promontorio, que nos regala una panorámica espléndida de Candás, su faro y Luanco al fondo.
Caminamos entre praderas y las casas abandonas de la ciudad residencial hasta llegar a un nuevo paseo, con vistas a las pequeñas calas de Entrellusa y los Curas, y a la playa de Carranques, la más popular de Perlora. Es el mejor momento para que te detengas a disfrutar del mar con calma. Merece la pena.
A continuación nos adentramos de lleno en el antiguo trazado del ferrocarril. Cruzamos un pequeño y estrecho túnel, y llegamos a un nuevo paisaje en el que el mar sigue siendo protagonista. Ante nuestros ojos irán apareciendo la playa de Morís o los acantilados del Tranqueru. El color verde cristalino del agua aquí es una maravilla.
Lo próximo que veremos son las coloridas casas de Xivares y, ya por último, la playa del mismo nombre, dividida en dos por un pequeño promontorio. Es el final de nuestra ruta, y un lugar perfecto para descansar y disfrutar de la belleza y del Cantábrico.
En total, son unos 13 kilómetros, que nos llevaron unas 3 horas (entre ida y vuelta). Prácticamente en llano todo el tiempo, una pequeña ruta perfecta para cuando no tenemos demasiado tiempo, pero queremos reponer pilas y conectar con la fuerza del mar.
El mar siempre es buena idea